Además de nuestros cruceros, os ofrecemos una forma distinta de navegar por el Nilo.
La navegación en veleros privados (entre Esna y Asuán) permite elegir los días de navegación, número de personas por embarcación, visitas (templo de Esna, templo de Edfu, Gebel Silsila - espeos de Horemheb -, templo de Kom Ombo), paradas a lo largo del río, etc.
De esta forma es posible disfrutar de la navegación (siempre de día), así como del trato con la tripulación egipcia y apreciar la belleza del Nilo sin prisas, sin horarios rígidos...
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Foto: A. F. de Agirre |
Falucas
"¿Alguien
se imagina el Nilo sin esos grandes navíos blancos,
flotando sobre el oleaje? Las falúas surcan el
río desde tiempos inmemoriales. Esos barcos de
casco casi plano e inmensas velas han sobrevivido a los
asaltos de la tecnología. Al igual que ayer siguen
sometidos a los caprichos del viento y continúan
tomándose el tiempo necesario. Felouque (“falúa”)
proviene, al parecer, del español “faluca”,
ella misma una palabra derivada del árabe folk
(barco). [...]
En Egipto el viento sopla siempre de norte a sur, mientras
que el Nilo discurre de sur a norte. Remontan, por lo
tanto, hacia el Alto Egipto con las velas desplegadas,
y si han de ir en dirección contraria, se dejan
llevar por la corriente. [...]
(...)
Los barcos más utilizados [en la Antigüedad] apenas se diferenciaban de las falúas de la
actualidad, aunque sus velas eran cuadrangulares. Ciertamente,
estas sólidas embarcaciones podían transportar
enormes cargas - los obeliscos o las piedras de las
pirámides o de los templos -; estaban construidas
con madera de sicomoro local o de cedro libanés.
De octubre a marzo, cuando las aguas alcanzaban el nivel
adecuado, entre la crecida y el estiaje, el Nilo se
cubría de todo tipo de embarcaciones que transportaban
viajeros, peregrinos y mercancías."
Sandals
"Dichosos
los viajeros del Nilo que pueden iniciar la travesía
con una buena brisa en una tarde luminosa. El buen barco
surca las aguas con suavidad y estabilidad. Los palacetes
de la orilla y los jardines se deslizan a nuestro lado
y quedan atrás [..]. Nos sentamos en la cubierta
superior, que está amueblada con sillones, mesas
y alfombras extranjeras, como una sala de estar al aire
libre, y disfrutamos de las vistas. Aquí el valle
es ancho y las orillas son planas, mostrando una profunda
margen de barro de aluvión al lado del agua. Largas
franjas de plantaciones de palmeras, cultivos de maíz
joven, asomando apenas una pulgada o dos del suelo, y
grupos de cabañas de barro interrumpidos por alguna
pequeña cúpula encalada o un minarete, se
suceden a ambos lados del río, mientras el horizonte
está limitado a derecha e izquierda por largas
cadenas montañosas de caliza amarilla, en cuyos
pliegues duermen inexpresivamente suaves sombras violeta
pálido y azul.
Así
transcurren las millas [...].”
Mil millas Nilo arriba
(Traducción y prólogo de Rosa Pujol)
Amelia B. Edwards
(Londres 1831 – Westbury-On-Trym 1892)
Amelia B. Edwards
(Londres 1831 – Westbury-On-Trym 1892)
Dahabeyyas
"Así
agoniza el día, y las colinas siguen con nosotros
todo el camino -ahora quebrándose en pequeños
valles laterales y culs-de-sac en los que anidan grupos
de cabañas y verdes parcelas cultivadas de altramuz;
luego sumergiéndose directamente en el río;
y más tarde volviendo a tierra firme y dejando
espacio para una franja de suelo cultivado rodeado de
palmeras. Poco a poco llega la puesta de sol, cuando las
sombras que se proyectan en los huecos de las colinas
se vuelven violeta intenso; y la cara de las rocas brilla
como el oro viejo; y las palmeras de la orilla oeste se
recortan como bronce puro contra un horizonte carmesí.
Entonces el sol cae, e instantáneamente toda la
cadena de colinas toma un color verde grisáceo
y apagado. Mientras el cielo encima y detrás de
ellas se tiñe súbitamente de rosa [...].
Esta es la puesta de sol
que vemos esta tarde según nos aproximamos a
Minia; [...] Es muy bella, muy tranquila, tiene una
luz maravillosa y las más sutiles tonalidades
[...].
(...) nunca nos cansábamos
de este cielo inmaculado, sino que tarde tras tarde
encontrábamos en él frescas profundidades
de belleza y reposo.”
Mil millas Nilo arriba (Traducción y prólogo de Rosa Pujol)
Amelia B. Edwards
(Londres 1831 – Westbury-On-Trym 1892)
Mil millas Nilo arriba (Traducción y prólogo de Rosa Pujol)
Amelia B. Edwards
(Londres 1831 – Westbury-On-Trym 1892)
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